Corazón de Orión
Se
desconocen las concepciones cosmogónicas vigentes en el tercer milenio. Los
mitos y la literatura explican los nacimientos de los dioses, los mecanismos de
prosperidad del país, como el origen de las plantas, los utensilios o técnicas;
pero no el cómo y el por qué del cosmos. Sin embargo, textos de esta naturaleza
aparecen con varias versiones en el segundo milenio. Textos tardíos, como las
famosas tablillas de la biblioteca del rey asirio Assurbanipal (siglo VII a. C.), recogen una tradición sumeria
muchos siglos anterior. La redacción relativamente moderna del Poema de la Creación aparece también en
el cántico de la fiesta del Año Nuevo en Babilonia, basado a su vez en varias
versiones más antiguas e incluso divergentes. Otra versión considera al dios Gilimma como creador del mundo,
utilizando un haz de cañas al que echó tierra encima, lo que recuerda el método
de los primeros colonizadores sumerios para transformar en tierras cultivables
los pantanos de su país. También existe otro escrito fragmentario en el que
colaboran Ea y la diosa Aruru en la creación del hombre,
pronunciando encantamientos sobre un pedazo de arcilla.
Estas
versiones fueron reemplazadas en Babilonia por la redacción clásica más
conocida y principal: El llamado Enuma Elish, o Poema de la Creación.
Aunque esta designación es incorrecta, ya que su propósito no fue el
procedimiento teogónico, cosmogónico o antropogónico, aunque acometa esos tres
temas. En síntesis, depende muy directamente de toda una extensa práctica de
mitos primordialmente orales y también escritos. Para los babilonios este mito
era al mismo tiempo un rito, una alabanza, un himno, una oración, drama
litúrgico, una obra hermética y un compendio de astronomía.
La
finalidad de este texto era adoctrinar al pueblo en la grandeza del dios Marduk.
Enuma
Elish describe la creación del mundo. La
primera tablilla del Poema retrata un
universo en expansión, atiborrado de monstruos multiformes, desgarrado por
fuerzas contrarias; pero Marduk va a
estabilizar, ordenar y armonizar ese caos.
Las
palabras que lo inician “Cuando allá
arriba…” dan título al poema. Es más un himno a la preeminencia de Marduk, que una verdadera cosmogonía y
es una obra maestra de teología babilónica sobre el origen del mundo que se
recitaba en las grandes fiestas. Se afirmaba que Marduk era el creador del mundo y de la humanidad y por ello debía
ser proclamado dios supremo.
Se relata
el combate entre dos grupos de entidades. Las más antiguas, encabezadas por Tiamat, Apsu, Mummu y otros seres,
contra el segundo grupo, formado por los dioses jóvenes. Es decir, se trata de
una batalla de los antiguos dioses, contra los nuevos dioses, con la victoria
de estos últimos.
El Enuma
Elish es la transformación de todo un repertorio de mitos y tradiciones
mitológicas preexistentes, que los autores readaptaron para formar este texto.
Se
distinguen las fases siguientes:
Al principio, no existían el cielo ni la tierra. Sólo había un caos acuoso formado por la pareja divina original: Apsu (el abismo de agua dulce) y Tiamat (el océano de agua salada). También estaba Mummu (las nubes y la niebla). No había islas ni pantanos, ni habían nacido todavía los dioses. Apsu y Tiamat son principios caóticos, superiores y todopoderosos, y de ellos surgieron todos los seres que existen, empezando por los dioses.
Aparecieron dos nuevas parejas con los dioses Anu y Ea, creadas “a su imagen”.
Ea suprimió a Apsu, que quería aniquilar su descendencia y engendró a Marduk.
Revuelta de Tiamat (con ayuda de su segundo marido Kingu) contra su progenie, para vengar a Apsu. Produjo diversos monstruos.
Ea renunció a la lucha, pero Marduk aceptó el reto y dijo que reclamaría el poder supremo si vencía.
Tuvo lugar una batalla en la que Marduk venció y con el cuerpo despedazado de Tiamat formó el Universo. La mitad es el cielo, la otra mitad la Tierra. Situó los astros en la bóveda celeste (organizando el calendario, estableciendo sobre todo las fases de la luna), creó al hombre sobre la tierra y ordenó el mundo de los dioses.
Letanía comentada de cincuenta nombres de Marduk. Títulos, atributos de la divinidad. Tomada de varias fuentes.
Al principio, no existían el cielo ni la tierra. Sólo había un caos acuoso formado por la pareja divina original: Apsu (el abismo de agua dulce) y Tiamat (el océano de agua salada). También estaba Mummu (las nubes y la niebla). No había islas ni pantanos, ni habían nacido todavía los dioses. Apsu y Tiamat son principios caóticos, superiores y todopoderosos, y de ellos surgieron todos los seres que existen, empezando por los dioses.
Aparecieron dos nuevas parejas con los dioses Anu y Ea, creadas “a su imagen”.
Ea suprimió a Apsu, que quería aniquilar su descendencia y engendró a Marduk.
Revuelta de Tiamat (con ayuda de su segundo marido Kingu) contra su progenie, para vengar a Apsu. Produjo diversos monstruos.
Ea renunció a la lucha, pero Marduk aceptó el reto y dijo que reclamaría el poder supremo si vencía.
Tuvo lugar una batalla en la que Marduk venció y con el cuerpo despedazado de Tiamat formó el Universo. La mitad es el cielo, la otra mitad la Tierra. Situó los astros en la bóveda celeste (organizando el calendario, estableciendo sobre todo las fases de la luna), creó al hombre sobre la tierra y ordenó el mundo de los dioses.
Letanía comentada de cincuenta nombres de Marduk. Títulos, atributos de la divinidad. Tomada de varias fuentes.
“La luz del padre que le ha engendrado, el renovador
de los dioses, el señor de la encarnación pura, el que resucita a los muertos,
el que conoce el corazón de los dioses, el guardián de la justicia y del
derecho, el creador de todas las cosas (como el Dios bíblico), el primero de la totalidad de los dioses, el señor de los reyes, el
pastor de los dioses…”.
A Marduk se le atribuyó el origen de todas
las cosas, al igual que al dios egipcio Atón,
promocionado por el faraón Akhenatón.
“Creó las bestias del campo y cuanto alienta en la
llanura, creó el río Idiglat (Tigris) y el río Purattu (Éufrates), y los colocó
en su sitio, y proclamó sus nombres de buen agüero. Creó la hierba, las cañas
de los pantanos, los juncos y los arbustos…”
En el Poema de la Creación se explica la
constitución del cosmos a partir del ordenamiento de una materia previamente
caótica. Se revela más interés por el devenir, que por el origen: los dioses no
difieren de las cosas naturales, están incluidos en el Universo, es decir, son
inmanentes al Universo.
Según
explica Bottéro, las antiguas gentes de Mesopotamia, se imaginaban al universo
como una especie de esfera hueca, cuyo fragmento superior, resplandeciente,
constituía el “Arriba” o cielo, y el fragmento inferior, oscuro, el “Abajo” o
infierno. Pero esta esfera estaba cortada diametralmente por una especie de
isla central que era la Tierra, bajo la
cual estaba el Apsu, capa de agua
dulce, rodeada por el agua salada del mar. En los dos extremos oriental y
occidental, se habían imaginado altas montañas para sostener la bóveda celeste,
y dos orificios que aseguraban el libre paso del espacio de “Arriba”, al espacio
de “Abajo” y viceversa. El sol salía por el orificio de oriente por la mañana,
realizaba su trayectoria diurna en el cielo, y regresaba a occidente para un
recorrido inverso, que le llevaba de alborada, a su punto de partida. El
orificio occidental se pensaba que estaba precedido de un espacio acuoso
llamado “Río Infernal”.
Según los
textos, en la parte alta de “Arriba”, en el “Cielo superior”, reinaba Anu. Después había otro “intermedio”,
sede de Marduk, rodeado de “dioses
celestes”, los Igigi. Seguidamente
había un “Cielo inferior”, en el que se encontraban los astros y
constelaciones, imágenes y reflejos de los dioses.
En orden
descendente, había una “tierra firme superior”, en la que se hallaban
“encerrados” los hombres, que los textos catalogan de “evanescentes”, para
subrayar su mortalidad natural. El nivel inferior, sería “la tierra firme
intermedia”, el Apsu y la residencia
de Ea, y abajo del todo, “la tierra
firme inferior”, lugar de los Anunnaki,
los dioses infernales (tras su caída), y según la tradición popular, zona de
reunión de los “fantasmas” humanos tras la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario