El
zigurat del templo de Inanna fue construido por UrNammu (2112 a 2095 a. C.).
Originalmente contaba con una escalinata triple y tenía unos 55 m. de ancho.
Los restos se componen de ladrillos de adobe y todavía se pueden ver capas de
junco y estera entre las hileras de ladrillos.
“Inanna es una diosa guerrera de la que
los himnos magnifican la valentía y el ardor en el estrépito de los combates.
Era
también la Señora que favorecía la perpetuación y la expansión de la vida y de
la fertilidad. Pero no hay motivo para pensar que bajo ese último aspecto haya podido ser una
especie de cortesana celeste que no dan a conocer más que los textos akkadios
en los que se asimila a Inanna a la diosa semítica Ishtar, cuyas aventuras
amorosas son bien conocidas.
La diosa Inanna se halla asociada al dios
Dumu-zid. (El descenso de Inanna a la tierra de los difuntos).
Fuerza de Vida plena por excelencia y diosa de la luz, Inanna se
opone a la vida larvaria y a las tinieblas inferiores y confiere, mediante su
paso por el estado de muerte, algo de su naturaleza al dios Dumu-zid para que
éste pueda ser no sólo un dios que muere, sino también un dios que renace”.
Raymond Jestin. Historia de las religiones. “Las
religiones antiguas” Volumen I. Pág. 260. (Ed. Siglo veintinuno)
La
Divinidad tiene dos aspectos, el femenino y el masculino.
El
aspecto masculino de la divinidad es el Dios Padre. Pero he aquí que el dios
masculino es secundario, porque la fuerza masculina es pasiva, ya que sólo se
limita a fecundar.
En
cambio, la fuerza femenina, la Diosa Madre, es activa, ya que es la encargada
de engendrar y gestar la materia que da lugar a los mundos y universos. Sin la fuerza o energía femenina, no
existiría nada. Es la fuerza principal que rige el Cosmos. Si bien es
cierto que necesita al dios para que la fecunde, el papel de él es el de un
simple subalterno.
La gran
Diosa se manifiesta en toda la naturaleza. Ahí está su presencia Divina. Es la
Madre Universal, fuente de toda Vida. Es la matriz cósmica que origina la forma
en todo el Cosmos y mantiene la Vida en perfecto equilibrio.
Al
principio, en nuestra Tierra existía el matriarcado, del que se han conservado
estatuillas que representan a la Gran Diosa, generalmente desnuda, con rasgos
muy marcados, sentada, de pie o tendida, a veces en cuclillas, abrazando a un
personaje masculino representado a escala mucho más pequeña: el joven dios, su
amante.
Los
rasgos que se perpetuaron a lo largo de todas las representaciones culturales
son los animales salvajes asociados a la gran diosa; el joven dios que ella
estrecha entre sus brazos; y el dios barbudo asociado al toro, que ha
permanecido como una de las figuras más típicamente representativas de las
religiones anatólicas. Estos cultos naturalistas tenían como objeto asegurar
perennemente la fertilidad de la naturaleza.
La fuerza
masculina se representa como un dios cornudo (asociado al ciervo de los
bosques) y la fuerza femenina, como una diosa desnuda (asociada a la fertilidad
y a la creación).
En el
matriarcado las fuerzas de la naturaleza estaban en equilibrio y el planeta en
armonía energética.
La Gran
Señora personificada repleta de sabiduría, Virgen y Santa son calificativos que describen en los primeros
textos escritos a Inanna. Ella era
la regente de este planeta. Y sus sacerdotisas, Guardianas del Conocimiento.
Impresión
de sello cilíndrico de nefrita del período Acadio (hacia 2200 a. C.) que
muestra al dios Ea con su visir Usmu de dos caras. Frente a él el dios del sol
Shamash surge entre las montañas con Inanna/Ishtar a su izquierda.
Sin
embargo, Inanna diosa del cielo y de
la Tierra, perdió el poder y murió asesinada. Porque los dioses también pueden
morir, aunque después resuciten. Y es que algo pasó en el pasado remoto. Hubo
una injerencia y en las mentes de las tribus indoeuropeas se introdujo la idea
de un dios patriarcal, misógino, tremendamente agresivo, dominante y
avasallador. Iniciaron su expansión con estos ideales y arrasaron en su camino
con el matriarcado. Las sacerdotisas de Inanna
fueron torturadas, drogadas y prostituidas, inventándose la prostitución
sagrada, que las siguientes generaciones acogieron como algo normal, cerrándose
la era del conocimiento ancestral.
Pintura de Alma-Tadema. 1887
Desde
entonces las energías planetarias se trastocaron, creando una realidad ilusoria
y manipulada, en la que tanto hombres como mujeres no saben cual es su papel en
el gran entramado cósmico, estas últimas debido a que se las viene subyugando
desde antaño.
Tras su
muerte, a Inanna se la calumnió y
difamó, desprestigiándola, hasta convertirla en una caprichosa y voluptuosa
cortesana. Nada que ver con quien ella es. Y digo “es”, porque la memoria de Inanna sigue viva, su energía pura no
ha podido ser destruida y está esperando su momento para entrar en acción y
volver a hacer de la Tierra un lugar de paz y sabiduría, en armonía y conexión
con la Naturaleza y la totalidad del
Cosmos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario